https://doi.org/10.61286/e-rms.v1i.15   

 Artículo Original

 

Inteligencia emocional y rendimiento académico post-pandemia en los estudiantes de una Universidad de la Provincia de Chanchamayo

Emotional intelligence and post-pandemic academic performance in students of a University in the Province of Chanchamayo

 

Huaraca García, Ana Mónica1 Sobres de correo, sobres de correo, sobre png | PNGEgg,  Ninamango Solis, Oscar Lucio1,  Orihuela Romero, Carmen Cecilia2,  Villa Ricapa, Linda Flor 1,  Caro Baldeon, Candy Cary1 ,  Barros Lanazca, Sisy Sara1,  Torres Ruiz, Franco Jesús1

(1)  Universidad Peruana Los Andes, Perú.

(2)  Universidad Nacional del Centro del Perú.

Resumen

La pandemia de COVID-19 ha generado una transformación sin precedentes en los escenarios educativos a nivel global que ha repercutido sobre la inteligencia emocional y el rendimiento estudiantil. Por esto, se propuso como objetivo,  determinar la relación entre la inteligencia emocional y el rendimiento académico post-pandemia en los estudiantes de una Universidad de la Provincia de Chanchamayo. La investigación se realizó bajo el enfoque cuantitativo de tipo descriptivo correlacional y corte transversal llevado a cabo en el período II del año 2022. La muestra estuvo conformada por 162 estudiantes de las escuelas profesionales de administración - sistemas y contabilidad - finanzas de una Universidad de la provincia de Chanchamayo – período II-2022. Como instrumento de recolección de datos se aplicó un cuestionario debidamente validado por el criterio juicio de experto. Se utilizó el software SPSS y se aplicó la prueba estadística fue la correlación de Rho de Spearman. Como resultados, se encontró una correlación positiva fuerte, entre inteligencia emocional y rendimiento académico; respaldado por un (r = 0. ,756; y un p valor de 0.000); motivo por el cual se rechaza la hipótesis nula y se acepta la hipótesis alterna. Estos hallazgos indican que la pandemia ha tenido un impacto significativo en la inteligencia emocional de los estudiantes, lo que a su vez ha afectado su desempeño académico, realzando la importancia de abordar y fortalecer la inteligencia emocional en entornos educativos para mejorar el rendimiento estudiantil en situaciones desafiantes como la pandemia de COVID-19.

Palabras clave: Inteligencia emocional, rendimiento académico, estudiantes, post-pandemia, COVID-19.

Abstract

The COVID-19 pandemic has generated an unprecedented transformation in global educational scenarios that has had an impact on emotional intelligence and student performance. For this reason, the objective was proposed to determine the relationship between emotional intelligence and post-pandemic academic performance in students at a University in the Province of Chanchamayo. The research was carried out under the quantitative approach of a descriptive correlational and cross-sectional type carried out in period II of the year 2022. The sample was made up of 162 students from the professional schools of administration - systems and accounting - finance of a University of the province of Chanchamayo – period II-2022. As a data collection instrument, a questionnaire duly validated by expert judgment was applied. SPSS software was used and the statistical test was Spearman's Rho correlation. As results, a strong positive correlation was found between emotional intelligence and academic performance; supported by a (r = 0.756; and a p value of 0.000); which is why the null hypothesis is rejected and the alternative hypothesis is accepted. These findings indicate that the pandemic has had a significant impact on students' emotional intelligence, which in turn has affected their academic performance, highlighting the importance of addressing and strengthening emotional intelligence in educational settings to improve student performance in situations challenges like the COVID-19 pandemic.

Keywords: Emotional intelligence, academic performance, students, post-pandemic, COVID-19.

Recibido/Received

2023-10-03

Aprobado/Approved

2024-01-10

Publicado/Published

2024-01-15

Introducción

La Inteligencia Emocional se define como una competencia fundamental para el desarrollo integral de los individuos. Implica la capacidad de reconocer y comprender tanto las emociones propias como las de los demás, así como la habilidad para gestionar estas emociones de manera efectiva (Rivas, 2022). Esta perspicacia emocional va más allá de la inteligencia académica y el coeficiente intelectual, ya que se relaciona directamente con el éxito en la vida y en las relaciones personales y profesionales (Guevara, 2011; Escobedo, 2015).

El concepto de inteligencia emocional desafía los antiguos paradigmas que sostenían que el coeficiente intelectual era el único predictor de éxito. La investigación contemporánea ha demostrado que las personas con una alta inteligencia emocional tienen ventajas significativas en el mundo laboral y en su bienestar general. La capacidad de manejar el estrés, adaptarse a diferentes situaciones, mantener un estado de ánimo positivo y relacionarse eficazmente con los demás son componentes clave de esta habilidad (Bar-On & Parker, 2018).

Para entender y medir la inteligencia emocional, se han propuesto varios modelos y teorías, entre ellos los de Goleman, (1995), Salovey & Mayer, (1990) y Gardner et al, (1994), cada uno de los cuales enfatiza diferentes dimensiones de esta competencia. En este contexto, el "Modelo de la inteligencia emocional y social" de Bar-On se ha considerado relevante para la investigación, ya que se centra en las dimensiones intrapersonales e interpersonales, el manejo del estrés (Rivas, 2022), la adaptabilidad (FutureLearn, 2021) y el estado de ánimo (Rivas, 2022), que son cruciales en el contexto educativo y en la vida en general.

Por otra parte, el rendimiento académico se define como un valor cuantitativo que refleja el logro de conocimientos cognitivos por parte de los estudiantes en un período de tiempo específico. Este logro se mide mediante instrumentos como pruebas, exámenes y estudios de casos, que proporcionan puntuaciones que indican el nivel de aprendizaje alcanzado. El puntaje más alto obtenido por un estudiante se considera un indicador del logro de capacidades académicas (Richardson & Bond, 2012).

Es importante señalar que el rendimiento académico no se limita a la adquisición de conocimientos, sino que también se ve afectado por una serie de factores psicológicos, fisiológicos, sociológicos y pedagógicos (Rojas, 2018). Estos factores pueden influir en el desempeño de los estudiantes en cualquier nivel educativo. Diversos expertos en educación, como Richardson & Bond, (2012) y Edel, (2003), han abordado el concepto de rendimiento académico desde diferentes perspectivas. Se destaca que el contexto en el que se desarrolla el proceso de aprendizaje, la exigencia académica y otros factores externos e internos pueden influir en el rendimiento de los estudiantes.

La pandemia de COVID-19 ha generado una transformación abrupta en la educación, obligando a adoptar nuevas modalidades de enseñanza-aprendizaje en todo el mundo. Este contexto ha afectado múltiples aspectos del proceso educativo, incluyendo dimensiones emocionales y socio-afectivas cruciales en los estudiantes (Hernández, 2020). En los últimos años, diversas investigaciones han demostrado que la inteligencia emocional juega un rol fundamental en el éxito académico (Morillo-Guerrero, 2022; Robles & Soto, 2023). Sin embargo, el impacto específico de la pandemia en esta relación aún no ha sido suficientemente explorado.

Los repentinos cambios en las interacciones sociales, la modalidad de educación a distancia y el confinamiento, han alterado significativamente la cotidianeidad y el estado emocional de los estudiantes universitarios (Robles & Soto, 2023). Ansiedad, incertidumbre, falta de motivación y dificultades en la autorregulación emocional y el aprendizaje autónomo, son algunos de los efectos documentados durante la pandemia. En este contexto, resulta esencial investigar de qué manera se ha visto afectada la inteligencia emocional de los jóvenes y su influencia en el rendimiento académico.

Hernández et al., (2020) resaltaron la importancia de la inteligencia emocional tanto en el rendimiento académico como en la vida diaria de los estudiantes. Destacando que la educación no debe centrarse exclusivamente en lo cognitivo, respaldando la idea de Goleman (1996) de que "lo que realmente importa no es solo el coeficiente intelectual, sino también la inteligencia emocional".

Por otra parte, García, (2020) investigó la correlación entre la inteligencia emocional y el rendimiento académico en estudiantes de Odontología y Psicología de la Universidad Antonio Nariño. Sus hallazgos indicaron que, si bien los estudiantes mostraron niveles bajos en habilidades de inteligencia emocional, estos no parecían ser determinantes en su rendimiento académico. Sin embargo, destacó la dimensión interpersonal como una competencia sobresaliente, caracterizada por la empatía, la socialización con pares, la responsabilidad social y la relación con el entorno, mientras que el manejo del estrés y las emociones se identificó como un área crítica.

Así mismo, Ubillus, (2022), en un estudio realizado en Lima, encontró que las dimensiones de atención y reparación emocional se relacionaban positivamente con el rendimiento académico, mientras que la claridad emocional no mostraba una relación significativa. Estos hallazgos sugieren la importancia de desarrollar talleres de inteligencia emocional para estudiantes, respaldando la idea de que la formación no solo debe centrarse en el aspecto cognitivo, sino también en el desarrollo de habilidades emocionales.

En base a lo antes expuesto, se propuso como objetivo determinar la Inteligencia emocional y rendimiento académico post-pandemia en los estudiantes de una Universidad de la provincia de Chanchamayo-Perú, período II-2022.

Materiales y métodos

El presente trabajo investigativo tuvo un enfoque cuantitativo con diseño descriptivo correlacional y de corte transversal (Hernández & Mendoza, 2018; Martínez, 2020), realizada en período II-2022, cuyo objetivo fue determinar Inteligencia emocional y rendimiento académico post-pandemia en los estudiantes de una Universidad de la Provincia de Chanchamayo-Perú.

El muestreo utilizado fue no probabilístico. La muestra estuvo conformada por 162 estudiantes de las escuelas profesionales de administración - sistemas y contabilidad - finanzas de una Universidad de la provincia de Chanchamayo, durante el semestre 2022-II, de los IX y X ciclos.

En el presente trabajo de investigación, la técnica de recolección de datos fue la encuesta. El instrumento de investigación utilizado fue el cuestionario, el cual fue debidamente validado por el criterio juicio de experto. Así mismo, la confiabilidad fue realizada aplicando una prueba piloto a 20 estudiantes. Como resultado de la prueba piloto, se obtuvo un coeficiente de confiabilidad del Alfa de Cron Bach de 0,803; un valor cercano a uno, lo que demuestra una alta confiabilidad según lo referido por (Bernal 2016).

Los datos se almacenaron en Microsoft Excel y su usó el paquete estadístico SPSS. Para el análisis de datos, se utilizaron la estadística descriptiva, estadística inferencial para realizar pruebas de normalidad y de hipótesis. Los resultados fueron organizados en tablas de frecuencia para facilitar su comprensión.

Resultados

                En el estudio descriptivo realizado en el período II-2022 en una Universidad Provincia de Chanchamayo-Perú se pudo conocer que 41,98% (68/162) tenían un nivel de inteligencia emocional medio, 34,57% (56/162) bajo y 23,46% (38/162) alto. En referencia a la inteligencia intrapersonal, 41,36% (67/162) tenían nivel medio, 40,12% (65/162) bajo y 18,52% (30/162) alto. En cuanto a la inteligencia de tipo interpersonal, 50,00% (81/162) tenían nivel medio, 40,74% (66/162) bajo y 9,26% 15/162) alto respectivamente (Tabla 1). 

En referencia a la adaptabilidad 43,21% (70/162) tuvo nivel bajo, 40,74% (66/162) medio y 16,05% alto. El manejo del estrés en los estudiantes fue 41,36% (67/162) bajo, 33,33% (54/162) medio y 25,31% (41/162) alto. Por otra parte, el estado de ánimo fue 42,59% (69/162) bajo, 37,04% (60/162) medio y 20,37% (33/162) alto respectivamente (Tabla 2).

 

Tabla 1. Inteligencia Emocional, intrapersonal e interpersonal de los estudiantes de administración y contabilidad de una Universidad de la Provincia de Chanchamayo, semestre 2022-II

Variable

Niveles

Baremo

Frecuencia

%

IC 95%

Inteligencia Emocional

Bajo

16 a 32

56

34,57

26,936-42,200

Medio

33 a 48

68

41,98

34,067-49,884

Alto

49 a 64

38

23,46

16,623-30,290

Total

 

 

162

100,00

97,749-100,000

Inteligencia Intrapersonal

Bajo

5 a 10

65

40,12

32,267-47,980

Medio

11 a 15

67

41,36

33,466-49,250

Alto

16 a 20

30

18,52

12,228-24,809

Total

 

162

100,00

97,749-100,000

Inteligencia Interpersonal

Bajo

3 a 6

66

40,74

32,866-48,616

Medio

7 a 9

81

50,00

41,992-58,008

Alto

10 a 12

15

9,26

4,487-14,031

Total

 

 

162

100,00

97,749-100,000

%: Porcentajes; IC: Intervalos de confianza 95%.

 

Tabla 2. Adaptabilidad, manejo del estrés y estado de ánimo de los estudiantes de administración y contabilidad de una Universidad de la Provincia de Chanchamayo, semestre 2022-II

Variable

Niveles

Baremo

Frecuencia

%

IC 95%

Adaptabilidad

Bajo

3 a 6

70

43,21

35,273-51,147

Medio

7 a 9

66

40,74

32,866-48,616

Alto

10 12

26

16,05

10,088-22,010

Total

 

 

162

100,00

97,749-100,000

Manejo del estrés

Bajo

3 a 6

67

41,36

33,466-49,250

Medio

7 a 9

54

33,33

25,766-40,901

Alto

10 12

41

25,31

18,305-32,312

Total

 

162

100,00

97,749-100,000

Estado de ánimo

Bajo

2 a 4

69

42,59

34,669-50,516

Medio

5 a 6

60

37,04

29,292-44,782

Alto

7 a 8

33

20,37

13,860-26,881

Total

 

 

162

100,00

97,749-100,000

%: Porcentajes; IC: Intervalos de confianza 95%.

En cuanto al rendimiento académico de los estudiantes de administración y contabilidad de una Universidad de la Provincia de Chanchamayo, semestre 2022-II, 87,04% (141/162) tuvieron A-Logro satisfactorio, 12,96% (21/162) B-En proceso y  0,00% (0/162) C-En Inicio y AD-Logro destacado respectivamente, mostrando que ningún estudiante ha logrado el nivel AD (logro destacado) respecto al rendimiento académico (Tabla 3).

 

Tabla 3. Rendimiento académico de los estudiantes de administración y contabilidad de una Universidad de la Provincia de Chanchamayo, semestre 2022-II

Variable

Niveles

Baremo

Frecuencia

%

IC 95%

Rendimiento académico

C-En Inicio

0 a 10

0

0,00

0,000-2,251

B-En proceso

11 a 13

21

12,96

7,842-18,444

A-Logro Satisfactorio

14 a 17

141

87,04

81,556-92,518

AD-Logro destacado

18 a 20

0

0,00

0,000-2,251

Total

162

100,00

97,749-100,000

%: Porcentajes; IC: Intervalos de confianza 95%.

Dado el enfoque adoptado en este estudio, que se centra en la correlación entre variables y utiliza una escala de medición ordinal basada en el trabajo de Hernández y Mendoza (2018), se empleó el coeficiente Rho de Spearman como estadístico de prueba. Como resultado, se acepta la hipótesis alterna (H1) y se rechaza la hipótesis nula (H0) debido a que el índice de correlación Rho de Spearman, indica que existe una correlación positiva fuerte, entre inteligencia emocional y rendimiento académico; respaldado por un (r = 0. ,756; y un p valor de 0.000) (Tabla 4).

 

Tabla 4. Correlación entre inteligencia emocional y rendimiento académico de los estudiantes de administración y contabilidad de una Universidad de la Provincia de Chanchamayo, semestre 2022-II

Rendimiento académico

Rho de Spearman

Inteligencia Emocional

Coeficiente de correlación

,756**

Sig. (bilateral)

,000

N

162

**. La correlación es significativa en el nivel 0,01 (bilateral).

Discusión

En el estudio realizado con estudiantes de administración y contabilidad en el semestre 2022-II de una universidad en la Provincia de Chanchamayo, se reveló que el 41,98% de los participantes exhibía un nivel de inteligencia emocional considerado medio, mientras que el 34,57% tenía un nivel bajo y el 23,46% un nivel alto. En línea con nuestros hallazgos, el trabajo de Cabas-Hoyos et al., (2017) presenta un enfoque exploratorio que destaca el entorno educativo como uno de los ámbitos más propicios para el análisis de la inteligencia emocional (IE) en sus diversas dimensiones. Además, estudios previos, como el realizado por Valenzuela-Santoyoet al., (2018), han identificado relaciones significativas entre estas variables y han llegado a la conclusión de que el adecuado manejo de las emociones desempeña un papel esencial en el rendimiento académico de los estudiantes. Estos resultados subrayan la importancia de la inteligencia emocional en el contexto educativo y respaldan la idea de que su desarrollo y fortalecimiento pueden contribuir positivamente al desempeño estudiantil.

En referencia a la inteligencia intrapersonal, se encontró que 41,36% tenían nivel medio, 40,12% bajo y 18,52% alto. Los resultados obtenidos coinciden con las conclusiones de investigaciones previas, como la de Rivas, (2022), que también señaló que los estudios relacionales no siempre tienen como objetivo final establecer una relación significativa entre las variables. En su investigación, Rivas identificó que, en la institución educativa, la variable de inteligencia emocional no mostraba una relación significativa con otras variables. Esto podría deberse al impacto del contexto pre y post-pandemia en el ámbito educativo, afectando tanto a estudiantes como a docentes. En este sentido, es crucial considerar la inclusión de elementos relacionados con la inteligencia emocional en la malla curricular de los centros educativos de todos los niveles.

Las observaciones de García, (2020) en su investigación, donde definió el modelo de BarOn I-CE con sus cinco dimensiones, también respaldan nuestros hallazgos. Destacó que la dimensión interpersonal era una habilidad sobresaliente, demostrando competencias como la empatía, la socialización con sus pares, la responsabilidad social, la conciencia ambiental y la participación en la comunidad. Por otro lado, identificó que el manejo del estrés en situaciones problemáticas era una dimensión crítica, y que algunos estudiantes presentaban dificultades en este aspecto. Es evidente que la inteligencia emocional, en particular la inteligencia intrapersonal, desempeña un papel fundamental en el rendimiento académico. Los estudiantes deben aprender a expresar sus emociones, superar el temor y ser honestos. Además, es importante que no se sientan superiores a sus compañeros y que respeten las opiniones de los demás para alcanzar el logro esperado en su desarrollo académico.

En lo que respecta a la inteligencia de tipo interpersonal, se encontró que el 50,00% de los participantes demostró un nivel medio en esta dimensión, el 40,74% obtuvo un puntaje bajo, mientras que solo el 9,26% alcanzó un nivel alto. Estos resultados se asemejan a los hallazgos de Terán, (2022), quien también examinó la inteligencia interpersonal en su investigación. Terán, (2022) mencionó la importancia de explorar la relación entre la inteligencia interpersonal y la resiliencia, destacando que estas variables son altamente relevantes en el contexto actual, marcado por la pandemia y la aparición de nuevas variantes del virus. Estas son áreas de estudio interesantes y prometedoras para futuras investigaciones.

En cuanto a la adaptabilidad, se observó que el 43,21% de los participantes obtuvo un nivel bajo en esta dimensión, mientras que el 40,74% alcanzó un nivel medio y un 16,05% logró un nivel alto. Estos resultados concuerdan con los hallazgos de Ubillus, (2022) en su investigación, quién abordó la importancia de la inteligencia emocional en los estudiantes y propuso la implementación de talleres conducidos por especialistas en esta área. Su investigación se fundamentó en la perspectiva de Goleman, quien sostiene que la formación profesional no debe centrarse únicamente en el aspecto cognitivo, ya que la inteligencia emocional se ha convertido en una cualidad altamente valorada por las grandes empresas, considerándola incluso superior al coeficiente intelectual.

De la misma manera a las autoridades de los centros de estudios se les sugiere incluir en la malla curricular como asignaturas obligatorias la inteligencia emocional para desarrollar habilidades a los estudiantes y ayudarlos para que sean agentes de cambio para nuestra comunidad.    Los resultados del estudio revelan que la adaptabilidad se relaciona con el rendimiento académico porque brinda alternativas de solución ante posibles problemas, cuenta con flexibilidad ante los cambios que se les presenta en el transcurso de la vida académica y personal.

En lo que respecta al manejo del estrés en los estudiantes, se observó que el 41,36% presentó un nivel bajo, el 33.33% alcanzó un nivel medio y el 25,31% demostró un nivel alto. Estos resultados coinciden con las conclusiones de Illescas, (2021) en su investigación, quién abordó las deficiencias en la conectividad durante la pandemia, especialmente destacando la falta de apoyo por parte del Ministerio de Educación (MINEDU) en las zonas más vulnerables, como las escuelas rurales. Esto generó una marcada desigualdad en la educación a nivel nacional, impactando negativamente en la enseñanza a distancia y provocando un aumento significativo en el estrés, la ansiedad y los problemas de salud mental entre los estudiantes. Esta situación puso de manifiesto la falta de inteligencia emocional y empatía en la gestión educativa.

En línea con estos hallazgos, Velazco, (2021) resaltó la importancia de la colaboración con especialistas en psicopedagogía para identificar las debilidades desde el momento de la matrícula. Realizar entrevistas tanto a padres como a hijos y llevar un seguimiento continuo puede contribuir significativamente a mejorar la salud mental de las familias y fortalecer el proceso de aprendizaje de los estudiantes.

En vista de estos desafíos, es fundamental que las instituciones educativas establezcan alianzas estratégicas con entidades privadas para abordar el estrés provocado por la pandemia y la educación a distancia. Proporcionar equipos tecnológicos y recursos adecuados puede mejorar los indicadores de inteligencia emocional y, en última instancia, el rendimiento académico.

En referencia al estado de ánimo, se observó que el 42,59% de los estudiantes presentó un nivel bajo, mientras que el 37,04% se situó en un nivel medio y el 20,37% demostró un nivel alto. Estos resultados coinciden con las investigaciones previas, como la de Rojas, (2018), que aboga por la inclusión de la educación emocional en el currículo nacional como asignatura. El propósito de esta medida es enseñar a los estudiantes a controlar sus emociones, lo cual guarda una relación directa con el rendimiento académico y su interacción en el entorno social. Además, destaca la importancia del papel activo de los docentes en capacitarse y aplicar estrategias lúdicas e innovadoras en el aula para fomentar y motivar el desarrollo de la inteligencia emocional en estudiantes de todos los niveles.

Estos hallazgos también coinciden con los resultados obtenidos por Hernández et al., (2020), quienes subrayan que la educación no debe limitarse únicamente al aspecto cognitivo, sino que es igualmente esencial la inteligencia emocional desde la infancia. Esta perspectiva se alinea con la meta de la educación holística, que tiene como propósito formar a estudiantes capaces de reconocer, regular y convertirse en agentes de cambio, especialmente a través del control de sus propias emociones. La investigación de Hernández et al., (2020) destaca que a una edad temprana, los estudiantes son altamente receptivos y pueden absorber los aprendizajes propuestos en diversas actividades.

En cuanto al rendimiento académico de los estudiantes de administración y contabilidad de una Universidad de la Provincia de Chanchamayo, ningún estudiante ha logrado el nivel AD (logro destacado) respecto al rendimiento académico.

En lo que respecta a la hipótesis general, este estudio ha confirmado una relación significativa entre la inteligencia emocional y el rendimiento académico post-pandemia de los estudiantes de una Universidad de la Provincia de Chanchamayo. Este hallazgo se basa en la prueba de correlación Rho de Spearman, que arrojó un coeficiente de correlación de r = 0.756, con un p-valor < 0.05. Este resultado concuerda con las conclusiones de Aguilar & Aguilar (2021), quienes también destacaron la importancia de la inteligencia emocional en un contexto donde las empresas valoran más esta habilidad en el siglo XXI, desafiando la idea tradicional de que el coeficiente intelectual es el único determinante del éxito individual.

Los datos de esta investigación también se asemejan a los resultados obtenidos por Salcedo, (2017), quien examinó a estudiantes de primer ciclo de psicología en la Universidad Continental y encontró resultados satisfactorios en relación a las cinco dimensiones de la inteligencia emocional, las mismas que se abordan en esta investigación. Un dato relevante de su estudio es que el 20% de los estudiantes de psicología mostraron un alto nivel en la dimensión interpersonal, aunque el promedio de nivel bajo en las otras dimensiones fue del 12%. Esto indica que todavía hay margen de mejora, especialmente considerando que estos estudiantes están estudiando psicología. En conjunto, estos hallazgos subrayan la conexión entre la inteligencia emocional y el rendimiento académico, destacando su potencial para brindar un apoyo continuo a los estudiantes, ayudándolos a desarrollar un mayor control emocional y a tener un desempeño sobresaliente en sus estudios.

En relación al impacto de la pandemia de COVID-19, Hernández, (2020) argumenta que, para garantizar la efectividad del proceso de enseñanza-aprendizaje en medio de todas las dificultades, es imperativo priorizar la enseñanza a los estudiantes sobre la gestión de sus emociones. La situación sin precedentes generada por la pandemia ha forzado a las personas a adaptarse a un nuevo estilo de vida. En este contexto, la inteligencia emocional (IE) se destaca como una valiosa herramienta psicológica para enfrentar el trauma y los cambios. Su función principal radica en ayudar a gestionar las adversidades cotidianas, brindar apoyo durante los procesos de adaptación y ofrecer respuestas apropiadas frente a situaciones estresantes. Estos hallazgos enfatizan la importancia de fomentar la educación emocional desde una edad temprana como parte integral del currículo educativo.

En conclusión, los resultados respaldan las teorías planteadas por Goleman (1995, citado en Guevara, 2011), Salovey y Mayer (1997, citados en Guevara, 2011), así como Gardner (1995, citado en Guevara, 2011), quienes sostienen que "lo crucial no es solo el coeficiente intelectual, sino también la inteligencia emocional, ya que la mente no puede operar de manera óptima sin la inteligencia emocional".

Agradecimientos

A nuestras casa de estudio.

Conflicto de intereses

No se reporta conflicto de intereses.

Referencias

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